Hace un par de décadas, cuando se hacían referencia a la manicura francesa, lo primero que venía a la cabeza eran adolescentes en sus primeros guateques –y con sus primeras manicuras– con unas uñas cubiertas con una generosa base acrílica rosa, con las puntas gruesas.
Sin embargo, las manis francesas de hoy en día se han convertido en la elegancia discreta personificada. Tanto si presentan un diseño clásico o alguna otra ingeniosa variación de las que han ido apareciendo últimamente
Los diseños clásicos de mani francesa evitan esmaltes de colores llamativos y buscan más bien tonos claros o neutros, con puntas blancas pintadas con precisión.
Y se caracteriza por una base de color rosa para el lecho de la uña, con las puntas siempre blancas y perfectamente delineadas. «No obstante, existen variaciones, como la manicura francesa en V, en la que se maquilla el lecho en ángulo en lugar de en redondo», explica Amaya Domínguez, Directora Técnica de Nails Factory. «O la francesa invertida, que simula el que hubiera crecido la uña, llevas un tono rosáceo al principio y luego maquillas siguiendo la línea de la cutícula, pero dejando medio centímetro de separación con la base».
«Desde el conocimiento que nos otorgan más de 170 centros abiertos en toda España, podemos asegurar que se trata del tipo de manicura más conocido y popular, y uno de los más solicitados», continúa Amaya Domínguez.
Sin duda, su sencillez y elegancia. Que hacen que resulte una opción de maquillaje muy versátil, idóneo para cualquier ocasión e incluso en el día a día. Precisamente su simplicidad resulta increíblemente acorde a la hora de complementar cualquier atuendo, desde un par de jeans raídos hasta un vestido de cóctel firmado por un diseñador de moda.
Su apariencia también es ideal para quienes adoran el concepto de belleza “mío, pero mejor”, o el proceso de mejorar sutilmente sus características naturales con cosméticos. El mani francés mejora la base de las uñas de una persona con un rosado nudista más brillante, luego ilumina las puntas de las uñas, creando así una versión más bonita de las uñas naturales.
Si eres de las que posee un pulso firme, sostén el pincel horizontalmente y colócalo en la esquina de la punta. Gira lentamente el dedo sin levantar el cepillo para depositar el esmalte blanco en la parte superior de la uña. Esta es la forma más sencilla y efectiva de aplicar la manicura francesa, si bien requiere cierta práctica.
«Aunque si eres principiante, es preferible que coloques antes algunas “guías” para crear esa punta blanca», finaliza la Directora Técnica de Nails Factory. «Sitúa unos trozos de papel adhesivo en la línea de la sonrisa (donde la base de la uña rosa se une con la punta blanca), dejando la punta expuesta. Luego, pinta cuidadosamente las puntas». También puedes emplear un esmalte blanco de manicura francesa, cuyo pincel específico es fino –se trata del único color que viene con ese pincel– y permite un acabado más preciso. E incluso un “rotulador” para dicha punta.
No pasa nada. No tiene por qué obligarte a renunciar a ella por completo. En lugar de utilizar el blanco icónico, prueba con un color algo más “vibrante” en las puntas; tal vez incluso hasta un neón. O subraya las puntas blancas con una franja desnuda oscura para añadir una “profundidad” un tanto sutil.
Finalmente, siempre puedes optar por una manicura de luna blanca estilo años 30 en la parte inferior de la uña, y puntas blancas para crear un efecto de doble franja visualmente sugerente, por lo novedoso.
En Nails Factory somos especialistas en uñas, si quieres realizarte una manicura francesa pásate por tu espacio más cercano, pincha aquí y encuéntralo y presume de uñas!!!