Aunque los productos para esmaltarse las uñas, tal y como los conocemos hoy en día, son un invento de la década de 1920, las mujeres ya decoraban sus manos hace milenios. De hecho, se piensa que hacia el año 5.000 antes de Cristo, en la zona de la actual India, se empleaba henna (o alheña, un tinte en polvo, de color rojo o amarillo, que se extrae de las hojas secas del arbusto de mismo nombre) para decorar las puntas de los dedos.
También se ha comprobado que, algo más tarde –hacia el 4.000 a. C.–, los hombres de Babilonia hacían uso del kohl (un polvo elaborado a partir de mineral de galena) para colorear sus uñas. Posteriormente, las cortesanas chinas y coreanas comenzaron a emplear una mezcla de ceras y gomas como tinte para las uñas, de tonos rojos y negros. Incluso se han hallado uñas postizas de oro macizo en yacimientos en territorio de Irán, fechadas hacia el año 3.200 a. C.
Durante siglos, el empleo de la henna se extendió por la península arábiga y el norte de África, por lo que Egipto no fue una excepción en adoptar esta costumbre.
Según los restos momificados de la época de los faraones, las mujeres comenzaban la manicura con un masaje con aceite e incienso, después cubrían las uñas con tintes extraídos de plantas y algas, y terminaban decorándolas con laca blanca o henna, que igualmente se empleaba en el resto de las manos y en los pies. Cabe destacar que los hombres egipcios también se cuidaban en este aspecto.
Lo cierto es que circula la creencia de que las reinas del antiguo Egipto, como Nefertiti y Cleopatra, tenían reservado el color rojo para sus uñas, como muestra de su rango y poder, y que al resto de mujeres sólo se les permitía llevar tonos pastel. Pero no parece haber pruebas que demuestren este hecho.
Dedicarle atención al aspecto de las uñas siguió siendo una práctica habitual en diversas culturas, y una de las modas entre la nobleza china durante la dinastía Yuan era emplear adornos que se llevaban en la punta de los dedos.
Pero no fue hasta el siglo XIX cuando la manicura comenzó a popularizarse, una tendencia que no hizo sino acelerarse con la invención de la nitrocelulosa a comienzos del siglo XX.
Mucho ha cambiado desde entonces hasta nuestros días, y los nuevos avances tecnológicos han hecho posible que en la actualidad cualquier mujer pueda lucir sus uñas de muy diversas maneras. Y en Nails Factory trabajamos cada día para darte aún más opciones, así que ya sabes, encuentra tu espacio Nails Factory más cercano y, ¡pide tu cita!